En septiembre celebramos el día del médico veterinario. Son muchas las oportunidades que nuestra profesión nos ofrece para aprender y servir, por las que podemos estar agradecidos. El actual momento, no obstante, pide unión alrededor de una tarea esencial: preservar la vida. No podemos continuar cerrando los ojos frente al drama de nuestro país, de nuestro planeta. Es alarmante la indiferencia, la falta de conciencia y responsabilidad que últimamente han llevado a una escalada de destrucción absurda de vidas humanas y animales y del medio ambiente. No terminábamos de salir del desastre de Brumadinho, y nos tuvimos que enfrentar la actitud criminal de algunos y la complacencia de otros frente a la devastación de la selva amazónica, junto con la negación de la investigación científica en el país. Surgen posiciones insensatas e injustificadas, como negar datos científicos o huir de la responsabilidad de preservar el medio ambiente, la salud y la vida. Frente a las perspectivas de que estas situaciones empeoren y a la ausencia de medidas efectivas para evitar la aceleración del gran desastre anunciado, es fundamental que aparezca una resistencia heroica de los que siguen contribuyendo con su saber y empeño, en alertar y revertir un proceso que la mayoría prefiere creer que no existe, y que nos llevará a un futuro cada vez más sombrío. Es necesario sumar esfuerzos por la preservación de todas las formas de vida del planeta. La revista Clínica Veterinaria agradece a todos los colegas que se esfuerzan de todas las formas que tienen, en divulgar una información de calidad, para que juntos podamos contribuir al bienestar general de la vida – no sólo la humana, sino toda la vida. Juntos podemos hacer la diferencia, sumando esfuerzos y competencias. Esta edición tiene materias que ilustran las situaciones de desastres que muchos colegas han enfrentado. Y estamos listos para participar del Simposio de Medicina Veterinaria de Desastres de la Animal Health, el día 2 de octubre en São Paulo, evento que reunirá colegas con los que compartiremos experiencias y conocimientos, en un deseo de unir ideas en común. Hoy más que nunca esa unión de competencias resulta esencial para no ser tragados por una catástrofe ecológica que se venía anunciando. No caben más las quejas, egos heridos o prejuicios. Sufrimos un proceso de extinción en masa de la vida. Perdemos diariamente burros en el Nordeste, monos en la Mata Atlántica, anfibios endémicos de cada río del Amazonas, millares de kilómetros cuadrados de floresta amazónica destruidos. Vivimos una encrucijada dramática en la que la amenaza a la investigación y a la verdad científica va contra las millares de formas de vida que forman la masa viva del planeta. Es urgente combatir el oscurantismo, la ignorancia y la mala fe, ampliar la conciencia de que somos interdependientes, como individuos y como especies. Necesitamos de las abejas en Rio Grande do Sul para polinizar alimentos, de peces y anfibios para contener la proliferación de mosquitos (fiebre amarilla, dengue, chikunguya, zica.). En fin, nos necesitamos unos a los otros. Ya no basta nos unirnos como médicos veterinarios a favor de la cura o del conocimiento científico, inclusive no sólo como veterinarios brasileños. Se hace necesaria la unión de todos los veterinarios del planeta a favor de la vida y de la valorización del conocimiento. Se trata de unir todos los médicos veterinarios de todas las áreas y creencias, cualquiera sea su matiz ideológico, de todos los países, para defender nuestro conocimiento y actuar de tal forma que logremos cambiar este presente para las futuras generaciones. Y debemos hacerlo con una actitud amorosa y optimista, ya que la intensidad de la acción es mucho más efectiva cuando está orientada a unir esfuerzos que perderse entre litigios y acusaciones. Juntos podemos salvar nuestro bien más preciado – la vida de nuestro lindo y maltratado planeta azul.

Maria Angela Sanches Fessel

CRMV-SP 10.159