La empatía por los animales y el énfasis en verlos como individuos y evitar su sufrimiento no pueden quedar en un segundo plano. Foto: Renato Silvano Pulz
rn rnrnMuchas personas consideran que la medicina veterinaria es una de las profesiones más bonitas e interesantes. La sociedad ve al médico veterinario como el que cuida de la salud de los animales y cela por su bienestar. Sucede que la medicina veterinaria es un curso de formación generalista, que estudia varias especies y que, además, incluye también las áreas de salud pública y producción animal.rnEn mi experiencia de casi veinte años como profesor en el área veterinaria, pude observar que la mayoría de los alumnos desea cuidar los animales, tratarlos y salvarlos. A pesar de esto, los programas de las universidades ceden espacio a disciplinas obligatorias como aquellas relacionadas con cría y manejo de animales, producción de alimentos y otros derivados, siempre siguiendo las directrices del Ministerio de Educación (MEC). Esta metodología suele provocar situaciones incómodas dentro del alumnado, inclusive llevando a algunos a abandonar el curso. No obstante, en general, los alumnos terminan percibiendo esta falta de lógica con cierta naturalidad, se acostumbran, y los invade un sentimiento de que «las cosas son así». Lógico que mi opinión está lejos de ser unánime, pero estoy seguro de que hay muchos colegas que la comparten.rnSe trata de un asunto polémico que generalmente causa mucha discusión. Así, el objetivo de este texto es reflexionar y debatir respecto a la identidad y vocación de los cursos de veterinaria en tiempos modernos. No obstante, para entender el escenario actual es importante revisar la historia de la profesión desde sus orígenes, y cuales fueron los cambios socioculturales que sucedieron en las últimas décadas.rnrn rnrn
rnrn rnrnHistoria de la veterinariarnLa domesticación ha sido tan importante como la agricultura para la civilización humana, que se construyó en base al uso de animales domésticos, ya sea para el transporte, guardia, alimentación o vestuario. En la mayor parte de las sociedades, los animales han sido siempre valorados por su utilidad al hombre. El «arte de curar» animales apareció por la necesidad de tratar a los caballos cuando los herían o claudicaban – es decir, cuando no conseguían cumplir con su función como arma de guerra o medio de transporte.rnrnEn Brasil, el origen de la veterinaria no fue diferente. Don Pedro II, motivado por un surto de mormo en los equinos de la guardia imperial, creó la veterinaria militar, ya que la zoonosis estaba afectando a los soldados. Tanto es así, que el patrono de la veterinaria militar es un médico del área de salud pública. Fue entonces que en 1910 fue creada la Escuela de Veterinaria del Ejército, y después la Escuela Superior de Agricultura y Medicina Veterinaria, dejando en evidencia el origen de la profesión y sus vínculos con la agropecuaria y la salud pública, es decir, en beneficio del ser humano.rnLa Ley Federal n° 5.517 (1968) que reglamentó la profesión resalta la relevancia de la profesión en la salud pública y en la cadena de alimentos de origen animal. Dentro de ese contexto resulta evidente que la profesión, en sus orígenes, trataba a los animales de acuerdo con su utilidad, como una forma de llegar a un fin, que en definitiva es el bienestar humano. Un fenómeno amplio que se origina en un proceso histórico relacionado con la creencia en el antropocentrismo teleológico, es decir, de que los animales existen para